En el cuarto episodio de la docuserie «Una nueva era», la marca francesa profundiza en el corazón de lo que hace del Tourbillon una auténtica obra maestra y un precursor de una nueva era de hiperdeportivos: su plataforma Bugatti completamente nueva. Cuidadosamente elaborada para expresar la búsqueda de la excelencia en ingeniería, este diseño de vanguardia ha permitido a Bugatti redefinir su futuro, sentando las bases para muchos años venideros.
A lo largo de los 115 años de legado de Bugatti, la marca siempre se ha basado en la superación de los límites, y la creación de una nueva plataforma para la próxima generación de hiperdeportivos no es una excepción. Mientras que las plataformas Veyron y Chiron habían constituido la columna vertebral de Bugatti durante dos décadas, el Tourbillon presentaba la oportunidad perfecta para redefinir el pináculo de la excelencia automovilística una vez más con una arquitectura totalmente nueva.
«Siempre hemos pensado en cómo podríamos hacerlo aún mejor, cómo podríamos crear un diseño aún más bello que el Chiron. Pensamos en cómo podríamos mejorar sus proporciones, perfeccionar la aerodinámica y mejorar aún más la experiencia de conducción para el cliente.»
Emilio Scervo
Director de Tecnología de Bugatti Rimac
Para Bugatti, empezar de cero no era una necesidad, sino una oportunidad. El equipo aprovechó esta oportunidad para replantearse todos los elementos del coche. De este modo, el Tourbillon surgió como algo totalmente único, aún más emocional y dinámico que su legendario predecesor.
Uno de los aspectos más innovadores del Tourbillon, la cadena cinemática que combina un motor V16 atmosférico y tres motores eléctricos representa una maravilla de la ingeniería y el diseño. La plataforma completamente nueva permitió al equipo de Molsheim integrar el sistema de propulsión y el resto de sus características técnicas de la forma más óptima.
En la parte delantera del coche, cinco de un total de ocho radiadores están estratégicamente situados. Dos radiadores situados en el exterior canalizan el aire directamente hacia el motor, mientras que los situados en el centro dirigen el flujo de aire desde la icónica parrilla de herradura de Bugatti para refrigerar el habitáculo y los componentes eléctricos con la máxima eficiencia.
Detrás del maletero, el eje eléctrico -compuesto por dos motores eléctricos de 250 kW- se ha integrado a la perfección. Esta configuración no solo proporciona tracción total, sino que también permite la vectorización del par motor, que mejora drásticamente las prestaciones y la maniobrabilidad al desviar el par a cualquiera de las ruedas delanteras según sea necesario.
El núcleo de la nueva plataforma es una batería central en forma de T que proporciona 800 CV de potencia eléctrica y actúa como parte estructural del monocasco. Situada en el centro para lograr un centro de gravedad perfectamente equilibrado, la batería de 24 kWh permite una autonomía de más de 60 km en modo puramente eléctrico. Esta nueva arquitectura también ofrece una posición de asiento fija con una caja de pedales y un volante móviles, lo que minimiza tanto la altura como el peso del Tourbillon.
En la parte trasera se encuentra el corazón del Tourbillon: el V16 atmosférico combinado con un tercer motor eléctrico trasero. La enorme longitud de este motor obligó a los ingenieros de Bugatti a emplear un nuevo sistema de alojamiento, que acercó el motor al conductor. Al reubicar los depósitos de combustible en los laterales, la marca pudo mantener bajo control la distancia entre ejes y la longitud del hiperdeportivo, al tiempo que maximizaba el espacio interior. La estructura de choque integrada dentro del enorme difusor proporciona una mayor optimización del peso, evitando la necesidad de una viga trasera completa.
Más que un hiperdeportivo, el Tourbillon es una declaración de intenciones, una señal de que el compromiso de Bugatti con la excelencia sigue guiando su futuro. La plataforma sobre la que está construido marca un nuevo capítulo para Bugatti, definido por unos niveles de optimización y rendimiento sin precedentes. A medida que Bugatti avanza hacia su próxima era, esta plataforma seguirá siendo fundamental para todo lo que la marca haga a partir de ahora.
«Lo que más me enorgullece es que el diseño general del coche parece obra de una sola mano. Aunque han participado muchos colaboradores de talento, el Tourbillon parece un producto completo y holístico. Sólo con mirarlo, puedes sentir que no es sólo una colección de piezas unidas; empezar desde cero nos ha permitido crear algo cohesivo y minuciosamente considerado, como si hubiera sido creado por una sola visión: un Bugatti verdaderamente incomparable».
Emilio Scervo
Director de Tecnología de Bugatti Rimac